miércoles, 2 de junio de 2010

Santo pecado fue besarte; santo pecado hacerme adicta al brillo que disparan tus ojos, a tus manos investigando todo, al ruido que haces cuando consigues el milagro, el milagro. Santo pecado es el deseo; santo pecado tus caderas y el vértice cálido y siniestro archivo de mis fantasías, tan cerca siempre del cielo y del infierno, y del infierno. He tratado de encontrar la analogía para ponerle algún nombre a este caos que has causado que me gusta y me fastidia y me ha dado por llamarle sola. Santo pecado; santo pecado, si me das una razón para estar viva ¿porqué después dar dos para estar muerta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario